miércoles, 13 de agosto de 2008

Réquiem (y Don Erre que Erre)

No se trata de una película de Martínez Soria, sino del lanzamiento de uno de los vinos que va a formar parte de la Historia, así, con mayúsculas. De Bodegas Requiem, quienes ya producen un vino con el mismo nombre, Requiem, un crianza espectacular.Tienen todos los detalles cuidados al máximo: cuatro hectáreas (sí, tan sólo cuatro hectáreas de producción), con uva propia procedente de viñedos de más de cien años, un enólogo que ha trabajado en bodegas tan prestigiosas como Emilio Moro y San Román,...En Otoño sale la venta el Reserva, con el curioso nombre de "Erre que Erre", y tan sólo habrá disponibles cerca de 600 botellas en todo el mundo. De momento, tan sólo existe un sitio en internet que ofrezca la posibilidad de reservar el "Erre que Erre" en primicia, La Barrica de la Oca, a través de su blog, aunque es de preveer que no puedan atender tanta demanda por la pequeña producción que va a poner a la venta la bodega. Sólo los más rápidos disfrutarán de este vino que se antoja histórico.

En cuanto al Réquiem crianza, resulta un vino especialmente interesante teniendo en cuanto su precio, ya que supera en mucho a los vinos de su misma gama (25-30 euros).

Vista: Tempranillo cargado de alta tonalidad, dotado de un color rojo cereza.

Olfato: Aromas a mora y fruto maduro, obteniendo a la vez vainillas y, finalmente, una alta intensidad aromática de tostados.

Gusto: carnoso y elegante, con un equilibrado y armonización de los robles francés y americano, resaltando sus finos y frescos taninos. En definición, tiene un sentido retronasal de intensidad alta y su posgusto es de larga duración.

domingo, 20 de julio de 2008

Olvena Cuatro (D.O. Somontano)

Esta semana pasada hemos estado de viaje por gran parte de la península. En total, hemos pasado por los viñedos de Ribera del Duero, Cigales, Rioja, Somontano, Costers del Segre, Ribera del Arlanza, Cariñena, Calatayud, Campo de Borja,... incluso Jurançon, en Francia. Hemos probado vinos nuevos, no muchos, puesto que los kilómetros a recorrer no nos permitían probar vino a mediodía, sino sólo por la noche, cuando el coche estaba aparcado hasta el día siguiente.

Algunos vinos conocidos, algún descubrimiento interesante (el Laus Crianza 2002, buen vino que no conocíamos, también de Somontano), pero sin duda lo mejor que hemos probado proviene de la bodega Olvena: el Olvena Gewürztraminer y el Olvena 4.
El Gewürztraminer lo probamos en el Museo del Vino de Somontano y Centro de Interpretación, en Barbastro. ¡Qué pena de sitio! Es agradable, cuidado, acogedor, pero demasiado funcional: una pequeña tienda, sin nadie que te pueda explicar las particularidades de cada vino, una sala de proyección, donde exponen vídeos explicativos de la D.O. (a petición de los visitantes, pero lo curioso es que no hay ningún cartel o indicativo donde se ofrezca esta opción), y un restaurante infame. Realmente infame.
Para empezar, no tienen carta de comidas. Sólo disponen de tres o cuatro primeros, y de tres o cuatro segundos, que te anuncia la camarera (que no es otra que la chica que atiende en la tienda, por lo que no se puede esperar un servicio rápido ni atento: cuando quisimos algo, tuvimos que esperar pacientemente a que la chica se dignara a pasarse por el restaurante).
También pasa por la sala la cocinera, pero casi mejor que no lo hiciera, porque se presenta con el delantal sucio que no mejora la imagen de sus platos.
Con respecto a los vinos, tienen dos o tres vinos recomendados, que supongo que los cambiarán cada semana, aunque te abren la posibilidad de consumir cualquiera de los vinos de la tienda. No por copas, que sería lo recomendable, puesto al que se acerca al Museo se le presupone interés por los vinos, sino por botellas. Y eso es precisamente lo que hacen: te traen la botella desde la tienda, por lo que si eliges un blanco, como hicimos nosotros, tienes que esperar al menos media hora para que alcance una temperatura mínimamente aceptable. ¿Tan difícil es tener una cava de vinos para que los blancos estén a la temperatura adecuada? Con tantas bodegas representadas ¿no pueden hacer el esfuerzo, aunque sea entre todas, de suministrarle una?
La comida además no acompañaba: cada vez que salgo de mi tierra suelo aceptar las recomendaciones de los camareros, y optar por algún plato típico de la zona. En este sitio no nos recomendaron nada, y en cuanto a la tipicidad de la comida, no sé si el gazpacho y el secreto ibérico que terminé pidiendo son típicos de Barbastro, aunque sería la primera noticia. El resultado era previsible: el secreto ibérico a la brasa estaba crudo.
A mí me gusta la carne al punto, lo que en un solomillo de ternera implica que, por dentro, esté ligeramente crudo, pero cualquiera que sepa de cerdo sabe que en el secreto ibérico el punto es bastante superior. Cuando lo devolví a la cocina, me lo devolvieron convertido en un churrasco. Un desastre. Y digo yo: si sólo ofrecen cuatro platos, ¿no sería mejor que al menos los supieran hacer?
Volvamos al vino: cuando terminamos la comida, compramos una botella del Olvena Gewürztraminer, espectacular, y una de este Olvena 4, que probamos luego por la noche. Un último consejo: no compréis en la tienda del Museo, los precios son muy superiores a los de cualquier otra tienda del pueblo, como pudimos comprobar después con sorpresa.
Respecto al Olvena 4, es un vino excelente, con la suavidad de los Somontano con muy buenas notas procedentes de la crianza, lo que le convierten en un vino excepcional.
Vista: Color cereza intenso, con capa media a alta. Lágrima densa.
Olfato: El cacao de la Merlot predomina, junto con los balsámicos de la madera. También ciruela, café, moka y grosellas.
Gusto: Compota de fruta negra, vuelven los balsámicos. Redondo, ligeramente carnoso y sabroso.
A pesar de la mala experiencia con el Museo del Vino de Barbastro, el placer de disfrutar de vinos como éste compensa el "mal trago"

jueves, 5 de junio de 2008

Bureo Selección

Quiero proclamarme públicamente como uno de los descubridores de este "vinazo". Que luego no venga nadie a quitarme el mérito. Porque este es un vino impresionante. El día que Robert Parker (o su versión mini-yo, Peñín), vengan a definirlo como uno de los mayores descubrimientos en su vida como catadores, será tarde. Porque el mérito es mío.
Y pensar que hay gente que se gasta 40 euros en vinos como el Habla...

El Bureo Selección es producto de una pequeña bodega del sur de Extremadura, en Azuaga (Bodegas Otero Vaquera), que pretende que sus vinos sean reconocidos como "vinos de Pago": no compran uva, tienen la bodega dentro del viñedo,... en fin, que cumplen todas las condiciones para ser reconocidos así, pero la Junta de Extremadura no contempla dicha denominación, por lo que sus vinos se presentan como "Vinos de la Tierra de Extremadura".

Se trata de una bodega familiar, donde trabaja la viña el padre (don José Otero) y elabora el vino la hija (María), aunque en todos los trabajos están al alimón los dos para presentar este caldo de dioses.

Monovarietal de tempranillo, es un tinto criado durante 18 meses en barrica de roble americano.
Vista: Presenta un color cereza intenso, capa de alta intensidad.
Olfato: Aromas de fruta madura y fundamentos de buen roble (no en vano está elaborado siempre en barricas nuevas). Un poco cerrado al principio, se abre en copa con explosividad y elegancia.
Gusto: A la boca le parece gustoso y aterciopelado, con un complejo y elegante final. Predomina el sabor a regaliz, seguido de notas balsámicas e incluso minerales.
¿El precio? 7,85 en La Barrica de la Oca, que es la única tienda online donde lo encontré. Un vino para regalarse y reírde de aquellos que gastan más en vinos.
P.D.: La etiqueta es de otro vino de la misma bodega, el Bureo Cabernet, que también es fantástico. No pude encontrar una etiqueta del Selección, pero es similar sólo que con letras en plata grabada y fondo negro.

lunes, 19 de mayo de 2008

Casa de la Ermita Petit Verdot

Sé muy bien lo que dicen de esta bodega: que si el Petit Verdot tiene de todo menos Petit Verdot, que si echan remolacha en los depósitos para dar color,...


Probablemente muchas de estas cosas sean ciertas, porque son muchos, muy cualificados y muy distintos quienes lo dicen. Pero también es verdad que la guía Peñín le da a este vino 88 puntos sobre 100, por lo que se supone que es uno de los mejores (si no el mejor) de los vinos de la uva Petit Verdot de España. Pero también es verdad que la estrategia comercial y el dinero que tenga una bodega para gastar influyen en sus puntuaciones Peñín. Pero también es verdad...



El caso es que a mí me gusta este vino. Me parece que tiene un gran precio para su calidad, y que representa muy bien esta variedad de uva. Sobre todo lo demás,...¿Mastercard?


Vista: Color púrpura-granate. Su intensidad colorante es tan alta que resulta opaco.

Olfato: Aromas de ciruela, zarzamoras, piel de naranja madura y percepción floral de lavanda. Sorprende su intensidad aromática alta. Carácter exótico.

Gusto: La primera sensación es melosa, el centro la boca queda dominado por la concentración de fruta negra bien madura, potente y compleja estructura tánica. Ligero amargor final, característico de la variedad, con un largo e intenso postgusto.

Lo recomiendo con la Torta del Casar, una variedad de queso de oveja de pasta blanda, con el sabor del queso curado y la textura del queso de untar. Muy especial.

martes, 29 de abril de 2008

Marboré 2003 (Somontano)

No soy un apasionado de Somontano. Eso vaya por delante. Realmente, Somontano son dos bodegas (Enate y Viñas del Vero). Pirineos es un invento para que esta D.O. tenga un poquito más de fuerza, ya que dos de sus accionistas fundamentales son las bodegas anteriores. Tras ellos, poco más. Además, los precios de Somontano ya no son lo que eran, y, hoy por hoy, resulta mucho más interesante un Solar de Urbezo, de Cariñena, si hablamos de Aragón.

Pirineos hace buenos vinos, pero los comercializa mal. Entre otras cosas porque a sus "rivales" no les interesa tanta competencia. El vino bandera de esta bodega es el Marboré, del que tuve la oportunidad de probar la cosecha del 2001, 2002 y 2003, que es el que paso a recordar:


Vista: Cereza bastante madura en el centro que va pasando a morado y rojo para acabar en un ribete rubí. Media capa y ancho ribete.


Olfato: Con copa quieta es bastante expresivo, dando fruta, balsámicos y notas de pastelería. Tras agitar la copa da fruta más intensa, muchos balsámicos (eucalipto), pastelería (almíbar) y chocolate. Hacia el final de la comida, con el vino ya aireado, en la copa solo se aprecian los balsámicos.


Gusto: Es medianamente terroso al primer ataque, con medio cuerpo. Se aprecia la fruta, y los recuerdos de pastelería. Largo y cálido. Terminando la botella, con el vino a más de 19º el recuerdo que deja pasa de cálido a ligeramente ardiente. No es un mal vino. Corcho un 9. Le doy un 8,50. Es un buen vino, no llega a superclase, pero deja al personal bastante satisfecho.


Realmente es un vino que hace sombra a sus competidores en otras D.O. (Matarromera, Pago de los Capellanes, Convento de San Francisco,...), estando en el mismo margen de precio.


Lo encontré en La Barrica de la Oca. He comprado unos cuantos vinos allí, y ahora lo hago online, y la verdad es que el servicio que dan, así como la atención al cliente, es inmejorable. Si tenéis cualquier duda podéis llamarles, y os explican cualquier duda. Por eso lo recomiendo.